El pan no resiste la inflación y podría llegar a los $200 y hasta 220 el kilo en todo el norte grande de Santiago del Estero.

Los incrementos en la materia prima y los sueldos al personal del sector explican el nuevo precio. Aunque la precariedad laboral es alta en todo la región.

La inflación sacude la economía y no podemos trasladar completamente los aumentos al precio del producto, por el bajo poder adquisitivo de la gente que ya compra poco, y si encima aumentan los precios comprará menos anticipan los observadores.

En tanto, panificadoras de Monte Quemado se justifican con que la materia prima continúa aumentando hasta un punto en que ya no pueden absorberlo. "Aumentaron las harinas, las grasas, la levadura, las bolsas y los combustibles", indicaron. A raíz de esto, desde las panificadoras señalan que el incremento del precio del pan (y por consecuencia los demás productos derivados) "tendrá  un incremento de entre un 15 y 20 por ciento, cuando el kilo de pan hoy está entre 150  y 170 pesos".

Con el porcentaje de aumentos descripto la franja de posibles precios del pan desde la semana que viene podría ser desde $200 a $220.

Distintas realidades

Cabe recordar que todos los emprendimientos tienen realidades distintas.

Hay panaderías que trabajan en su propiedad y otras alquilan el local, lo que encarece los productos. También hay que tener en cuenta si las cocinas son a gas o eléctrico". Lo cierto es que en la ciudad de Monte Quemado, el precio del pan desde  principio de octubre  subió; y desde entonces se paga entre 150 y 170. El incremento también se hará sentir en Quimilí y Nueva Esperanza, con precio máximo de 120 pesos.

A la hora de los reclamos, los panaderos de Quimilí, Campo Gallo, Nueva Esperanza y Monte Quemado se justifican culpando a la  pandemia: “Nos metió en un pozo del cual todavía no podemos salir. La situación no es buena, aumentamos un poco las ventas, más que en 2019, pero aún siguen más bajas que en 2018".

Para el consumidor final, el incremento del precio del pan no tiene techo y cada día es inalcanzable para las mesas de las familias santiagueñas.