Haber nacido hace ya 107 años y vivir para contarlo es un hecho extraordinario. Su nombre es Aurora Mazza, nació en El Colorado, en el departamento Pellegrini en el año 1913.
Según consta en la libreta de enrolamiento, documento de identidad inapelable que se muestra para constancia del increíble acontecimiento de vida de esta mujer.
Para orgullo de los copeños, la abuela vive en el barrio Centro, permanece sentada en su cama, muy bien alimentada y cuidada.
Hay que hablarle fuerte, ya que tiene algunos problemas auditivos, pero se esfuerza, escucha y responde a cada una de las preguntas con una lucidez admirable, incluso haciendo gala de su picardía.
Se casó con Saturnino Caro y se radicaron en el Lote 60, no muy lejos de Monte Quemado. Tuvieron cinco hijos: tres mujeres y dos varones.
Recuerda que su marido murió muy joven, se quedó sola con sus hijos pequeños: “Los tuve que criar, sembrando en el campito, con un arado de mancera tirado por dos caballos, y gracias a Dios la tierra daba muy buena cosecha, de zapallos, calabaza, maíz y así crié a mis hijos”, manifestó con orgullo.
Son 107 años de vida y se encuentra perfectamente ubicada en tiempo, espacio y lugar. En el cierre, hizo una pausa e invitó a la reflexión de los nuevos tiempos y la juventud. La anciana respondió: “Antes mis hijos chicos eran obedientes, los chicos de ahora no quieren que los manden, no hacen caso y no escuchan a sus mayores”.
Recordó cuando llegaron las vías del ferrocarril, construyeron un galpón de donde iban los pobladores a buscar agua en tachos cargados en zorras.
La abuela Aurora pidió al Multimedio que vuelva a visitarla pronto, porque se aburre cuando no tiene con quien conversar.
Una vida digna de contar, con la sabiduría cargada de experiencias e incontables anécdotas en tantos años de vida.
Aurora es un símbolo para los pobladores de Monte Quemado, su Patria, esa a la que vio crecer y, claro, por supuesto, la vio formar parte de la historia que seguramente la recordará como la eterna abuela de Copo.
Fuente: Nuevo Diario