En la tranquila Quebracho Coto, en un  abrir y correa de ojos, desalmado/s robaron a un anciano la suma de setenta mil pesos, dinero que ahorraba y tenía guardado en el ropero, como un tesoro y no le dejaron ni el sueldo del  aguinaldo que había cobrado ese día, el cual tenía debajo de la almohada de su cama. La población se encuentra indignada porque se trata de un anciano solitario y muy querido en la zona.

La Policía de Nueva Esperanza intenta poner luz al robo que denunció don Lucas Efraín Luna, un  octogenario jubilado que es ejemplo de vida y trabajo y que vive en la localidad de Quebracho Coto, departamento Pellegrini. El hecho ocurrió en la noche del 31 de diciembre pasado.

El octogenario, en su denuncia, informa a la Policía del lugar que cerró su casa una hora antes de las cero del 31, tras lo cual se fue  esperar el año en la vivienda de un vecino, donde después de cenar y brindar, regresó a su morada, por lo que su ausencia no duró más de dos horas.

Al regresar, entre las 0.30 y las 1, se encontró con la luz apagada del frente. Los ladrones habían aflojado el foco, forzaron la puerta y el o los autores del hecho, sin causar desorden, levantaron el dinero que guardaba en el ropero, e inclusive se llevaron el aguinaldo que percibió días atrás, por lo que el total de lo sustraído es 70.000 pesos.

Luna es un viejo poblador de la tranquila Quebracho Coto, cuyos habitantes se encuentran molestos porque aseguran que antes no ocurrió un despojo de estas características, y solicitan que la Policía investigue, esclarezca y ponga a recaudo de la justicia al o los autores, razón por la cual todo el pueblo está dispuesto a ofrecer su colaboración para identificar a los ladrones.

En ese sentido, trascendió que las fuerzas de seguridad, en la inspección ocular del lugar donde ocurrió el hecho, habría encontrado huellas dactilares que podrían llevar a la identificación de los autores y todos en el pueblo sospechan que el responsable del robo no es ajeno al lugar, porque  conocían de la existencia del dinero, y aprovechó las dos horas de ausencia que estuvo desocupada la vivienda por lo que el malhechor no sería de lejos.