La Organización Mundial de la Salud advierte que los ruidos que se producen en horarios nocturnos o de descanso, pueden tener efectos más serios sobre la salud de la población.
Un estudio de ese organismo internacional afirma que el ruido nocturno puede hacer aumentar el pulso cardíaco hasta diez latidos de más en la fase del sueño. Según los parámetros de la OMS, por encima de los 70 decibeles (dB) los sonidos resultan molestos para el ser humano, y si superan los 90 se vuelven dañinos para la salud. Por eso es importante que se respeten las ordenanzas vigentes que establecen límites a la emisión de ruidos, especialmente en lo que se refiere a actividades desarrolladas en locales comerciales en los que se realizan bailes, fiestas y reuniones nocturnas.
Los ruidos molestos en calles y espacios públicos afectan la calidad de vida de las personas. Además, si esos sonidos que resultan desagradables para el oído humano tienen una duración muy extensa pueden, incluso, afectar la salud. Es importante generar conciencia sobre la necesidad de respetar los niveles de ruido permitidos en cada zona de las ciudades.
Los expertos, los primeros casos de lo que hoy se conoce como "contaminación sonora" se pueden hallar en la etapa inicial de la revolución industrial, con el desarrollo de los medios de transporte modernos y el surgimiento de grandes concentraciones urbanas. Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que, en la actualidad, la mayoría de las ciudades tienen un alto grado de contaminación sonora en calles y espacios públicos, afectando notablemente la calidad de vida de la población. El informe de la organización internacional observa que aquellos sonidos que resultan muy desagradables a los oídos, si son persistentes, pueden generar un agotamiento crónico en las personas, además de irritabilidad en quienes tienen que padecerlos durante un período extendido de tiempo. Se trata de una desventaja que padecen quienes viven en los grandes centros urbanos donde no faltan vehículos con escapes libres (que agregan una mayor molestia al ruido del tránsito en general) ni personas que no dudan en escuchar música con el volumen alto en los horarios de descanso.
Diversos estudios sobre los efectos de los ruidos molestos confirman que pueden alterar el sueño y la relajación, impidiendo además la concentración en determinadas tareas y generando estados que pueden facilitar enfermedades auditivas, de tipo nervioso y cardiovascular.
Hay que recordar que las normas vigentes establecen niveles de ruido máximos permitidos para zonas comerciales, industriales y residenciales, y por lo general las quejas más frecuentes relacionadas con el incumplimiento de estas reglas tienen que ver, en mayor medida, con la generación de ruidos molestos en las zonas residenciales, sobre todo en horas de la noche.
La generación deliberada de ruido debe ser considerada una falta y, por lo tanto, ser sancionada como corresponde. Es necesario que el volumen de la música que se emite en espacios públicos o viviendas particulares y también los ruidos que se generan en la vía pública se ajusten a los límites establecidos por las regulaciones, para así asegurar que se respete el derecho de unos al esparcimiento o el trabajo –para el caso de los que prestan servicios en lugares de entretenimiento- y el derecho al descanso de otros
Hay que decir que también está presente un problema que actualmente se observa con mucha frecuencia y es el caso de adolescentes y jóvenes que pasan muchas horas del día con auriculares, escuchando música a alto volumen. Si bien esto no afecta al espacio público y queda en el ámbito privado, no deja de ser peligroso. En ese sentido, la Asociación Argentina de Otorrinolaringología y Laringología Pediátrica advierte que muchos niños y adolescentes pueden sufrir lesiones del oído interno en caso de una exposición prolongada al ruido intenso. Como se dijo, la contaminación sonora permanente es un factor que resta calidad de vida y por eso es importante que la sociedad tome conciencia del problema y que tanto los municipios como los demás organismos competentes redoblen esfuerzos para promover ciudades más sanas y sin ruidos molestos.