Por Tony Villavicencio.- En Santiago del  Estero, en los departamentos Copo, Alberdi, Moreno y Pellegrini, el 70% de los jóvenes entre 18 y 30 años que están en busca de trabajo no tienen posibilidades de acceder al mismo en el lugar donde viven.

Cabe destacar que algunos de los comprendidos en esa franja etaria ni siquiera buscan empleo, dejando marcadas las escasas chances que existen para que los jóvenes puedan incorporarse al mercado laboral en esta región.

Existe una multiplicidad de razones para que se produzca una situación tan comprometida, mucho más que en otras provincias de parecidas características, pero evidentemente de diferente organización social y especialmente económica, ya que estamos hablando del empleo que se alinea paralelamente a las condiciones de actividad económica y financiera.

Una de ellas, es que casi la mitad de los adolescentes no concluye los estudios secundarios, quedando de tal modo marginados en forma absoluta de incorporarse al mercado laboral formal, y además tener alguna chance de ascenso en su posicionamiento, quedando limitados a hacer labores precarias y muchas veces de manera irregular, es decir, dentro de lo que se conoce como trabajo en negro.

Por otra parte, en los requerimientos laborales, casi siempre se solicita experiencia y presentación de antecedentes, de los que por supuesto carecen los más jóvenes que aspiran a su primer trabajo, constituyendo un obstáculo de significación, sumado a la escasa receptividad que se tiene cuando se buscan cubrir ciertos puestos de trabajo.

Este escenario no sólo es complicado para quienes abandonan sus estudios de nivel secundario, o bien ni siquiera los inician, ya que incluso aquellos que los completan, suelen carecer de una preparación acorde a los empleos, donde la tecnología se ha impuesto y para cualquier trabajo se demanda al trabajador conocimientos básicos.

En tal sentido, se conoció hace poco, desde el mismo Ministerio de Educación, que la mitad de los que completan el nivel secundario son incapaces de comprender un texto, explicando con contundencia lo deficiente que es el nivel educativo, significando serias trabas para acceder a un empleo, como así también para continuar estudios universitarios, ya que sólo uno de cada diez llega a obtener un título de ese nivel. Siendo muchísimo peor la situación en aquellos sectores más pobres, donde apenas uno de cada cien jóvenes consigue recibirse en la universidad.

Pero además, y también mostrando el atraso que tienen los contenidos educativos, puede decirse que están a contramano de la preparación que exige el mercado laboral, sumando más inconvenientes para los jóvenes que quieren trabajar y se encuentran con una interminable serie de obstáculos.

Es notorio que en el norte santiagueño no hay fuentes de trabajo y la migración es la salvación del futuro para cientos de jóvenes, pero los que se quedan son los que pertenecen a los sectores pobres y son los que más rápido encuentran ocupación, aunque claro, se trata de trabajos sumamente precarios, casi siempre changas, sin ninguna clase de respaldo social o previsional, y se los condena a sobrevivir percibiendo salarios de hambre.