Por Tony Villavicencio | La perversa idea de solidaridad que nos han inculcado nos hace entender que ser solidario significa alcanzarle un bolsín de mercadería a quien no tiene acceso a alimentos.

En realidad, el gesto solidario de un político es crear los medios y recursos para que los ciudadanos con trabajo mejoren su calidad de vida.

No aspiramos a que se deje de practicar a la caridad, sino que se la comprenda lo que realmente es. Una idea religiosa de caridad que se practique como un gesto de amor y no a cambio de conciencias. Aspiramos a que deje de ser una muletilla vergonzosa en el discurso de los políticos y de políticas de Estado, en manos de gobernantes que en nada contribuyen para salvar de la pobreza a los pueblos que los eligieron.

Hacer caridad está lejos de ser un gesto de solidaridad que es un abogar por el derecho del otro para poder generar las condiciones y así dejarlo entrar al competitivo mercado social, es poder comprar con su propio esfuerzo los alimentos, la vestimenta, la educación, etc.

Distribuir el bolsín de mercadería es una vergüenza que aun existan en la política, son personajes que no tienen claro las diferencias entre lo que es solidaridad y la religiosa caridad.  

La caridad es asistir con un bolsín de comida a quien tiene problemas para el acceso a los alimentos y/u otra carencia existencial sin exigirle nada a cambio. Solidaridad es crear desde los espacios de poder, políticas educativas, productivas, económicas y sociales para que los seres humanos promuevan su progreso y desarrollo.

Para alcanzar estos objetivos es necesario que la clase política, al asumir los cargos trabajen creando, desde el Estado, con igualdad de derechos las condiciones y oportunidades de superación par todos los ciudadanos.

No hay otra. La pobreza se combate con trabajo y se la soporta con dignidad, pero también es triste y doloroso para la democracia que en los pueblos donde venden las conciencias y se compra la dignidad, el intendente de los pobres siempre será el más rico de la ciudad.

Vemos que hay intendentes que llegan a los gobiernos repartiendo bolsines y cuando administran lo que es de todos, hacen ostentación del crecimiento de su fortuna familiar, compran campos y vehículos (entre 7 y 9) de último modelo, las estacionan frente de su casa mientras que el pueblo que los votó sobrevive recibiendo falsas promesas.   

La limosna debilita la firmeza en el carácter de una persona, afecta a la familia y hace estragos en el futuro de los pueblos. Un gobierno solidario es el que crea fuentes de trabajo porque es el trabajo lo que dignifica, independiza y hace libre al ciudadano y contribuye al engrandecimiento de los pueblos.

Y entonces la pregunta obligada ¿Vos crees que en Monte Quemado, en estos últimos años, los gobiernos se han esforzado por crear fuentes de trabajo?.