Junto con importantes centros médicos de Estados Unidos y Brasil, en el Hospital Militar Central Cirujano Mayor Dr. Cosme Argerich (HMC) se realizará la tercera fase de pruebas de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por los laboratorios Pfizer y BioNTech.

Tras el anuncio de la firma del convenio entre el laboratorio estadounidense -el más importante del mundo- y el nosocomio, el investigador principal a cargo del ensayo clínico, doctor Fernando Polack y el director del HMC, coronel Sergio Maldonado, explicaron a Infobae qué significa para el país formar parte de la búsqueda para poner un fin a la pandemia.

“Firmamos un convenio de cooperación mutua entre el investigador principal que es el doctor Fernando Polack y el Hospital Militar Central que representa al Ejército Argentino y al Ministerio de Defensa. A partir de hoy empezamos a trabajar dando el apoyo logístico para la investigación y así los investigadores puedan desarrollar esta prueba tan importante para la vacuna del coronavirus”, comentó el coronel Sergio Maldonado, director de la institución.

Este acuerdo, marcó el inicio de la tercera fase de pruebas de la vacuna contra el COVID-19 a realizarse en nuestro país junto con Estados Unidos y Brasil.

Según especificó Polack, “Un estudio clínico tiene esencialmente cuatro fases y media. La primera es una que se llama preclínica, donde cualquier intervención se evalúa normalmente primero en un experimento en un laboratorio, después se evalúa en animales pequeños, si sale bien se evalúa en animales grandes, que suelen ser monos y después recién se pasa a una fase de seguridad inicial, que en el caso de la vacuna que estamos testeando nosotros se realizó en Alemania y en Estados Unidos, pero que en otros casos se realizó enteramente en Estados Unidos, en Inglaterra en el caso de Astrazeneca, es bastante variable”.

“Luego se pasa a una etapa extendida de seguridad y de inmunogenicidad, quiere decir que lo que se estudia ahí es si la vacuna es segura y si la vacuna además es capaz de generar anticuerpos, porque uno no quisiera estar probando una vacuna que no genera anticuerpos. Una vez que se aclaran estos procesos, se pasa al testeo de eficacia”, agregó el prestigioso científico argentino.

¿Puede la vacuna en el día a día entre nosotros prevenir la enfermedad? Según Polack, “eso es lo que se buscará determinar en la Argentina, junto con Estados Unidos y Brasil en este caso, pero hay hoy 4 estudios ampliando a 7 en el mundo, todos los cuales involucran mínimamente 30 mil voluntarios, estamos hablando de 210 mil personas que están participando en el curso de los próximos meses en estudios para solucionar este problema, esos son 500 sitios en el mundo trabajando simultáneamente”.

De acuerdo a lo especificado por el investigador principal del ensayo clínico, “una vez que la gente ingrese al Hospital (HMC), ya va a tener un turno asignado, y a partir de allí continúa el proceso natural de un estudio clínico, cuyo principal estudio es seguridad y confidencialidad, esos son los dos ejes rectores que mueven toda la práctica que hacemos nosotros”.

Argentina, participador esencial de la solución

Para Fernando Polack, “este estudio abre la puerta a un deseo que tenemos nosotros, todos los que participamos en este programa, todos los investigadores, todas las autoridades del Hospital, y es multiplicar estas evaluaciones en el país, porque no va a haber vacunas para todo el mundo este año, y probablemente durante la primera mitad del año que viene, sencillamente porque nunca las compañías que hacen vacuna se prepararon para generar la cantidad de dosis que necesitamos para proteger al mundo entero. Entonces esto va a tener que ser un esfuerzo conjunto de distintas vacunas que se van comprando en los distintos países, y cuando uno participa de la solución, es muy distinto en su posicionamiento, se posiciona muy diferente a cuando uno es un observador de la situación. Argentina a partir de este estudio es un participador esencial de la solución”.

“Estamos con un proyecto muy ambicioso, que si bien representa menos del 20% del estudio global de esta vacuna específicamente, representa el sitio más grande de todo el mundo, en esta evaluación: hay alrededor de 100 sitios en Estados Unidos, hay dos en Brasil, y estamos nosotros en la Argentina. Yo creo que abre la puerta a que la Argentina pueda pugnar por cambiar su lugar en la fila de reparto de vacunas en donde todos los países industrializados y más poderosos de la Tierra quieren estar primeros, obviamente, y nosotros estamos tratando de contribuir a mejorar esa situación para nuestro país”, precisó.

“Hoy mismo nosotros trabajamos con el Hospital Militar en estrategias de distintas organizaciones, de distintas compañías, de fundaciones sin fines de lucro, hemos hecho un proyecto de plasma que está en curso, que cubre 14 instituciones del Conurbano y Capital (Federal), absolutamente gratis para todo quien se beneficie de este proyecto el día que tengamos conclusiones, y mismo los estudios de vacunas, con toda vacuna que nosotros consideremos segura y que le veamos alguna chance de solucionar un problema importante para la salud de la población”, puntalizó Polack y añadió en este sentido que “así cómo lo hacemos nosotros, hay mucha otra gente que lo hace y creemos que este es un empujón que pone a la Argentina en el centro del mapa. Hoy están pensando en la Argentina los centros más importantes del mundo, para ver cómo resulta esto, cómo resulta esta vacuna”.

Cómo funciona la vacuna de Pfizer-BioNTech

La vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas protectoras. La misma comenzó sus ensayos en Alemania a fines de abril y en EEUU a principios de mayo. El proyecto de Moderna está basado en la misma tecnología.

El primer estudio de Pfizer y BioNTech incluyó a 45 adultos de entre 18 y 55 años, y en él se probaron distintas dosis de la vacuna que, según las empresas, produjeron anticuerpos superiores a los de pacientes que se han recuperado de la COVID-19. En un comunicado, la jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, Kathrin Jansen, dijo que los datos clínicos son positivos y que los trabajos se están llevando a cabo con la máxima urgencia.

La vacuna, según especificaron desde las compañías, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave. Las dos compañías usaron esta información recabada para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30.000 participantes, que ya está en marcha en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania y distribuidas en 120 locaciones a nivel global.

Las empresas indicaron que si el resto de pruebas resultan exitosas y la vacuna recibe la aprobación de los entes supervisores, tienen intención de fabricar hasta 100 millones de dosis en lo que queda de año y potencialmente más de 1.300 millones durante 2021.