El acceso al agua potable, aunque fue reconocido por la ONU en el 2002 como un Derecho Humano Universal, sigue sin ser posible para los habitantes de interior del departamento Alberdi, donde la municipalidad de Campo Gallo, cambia a los pobladores del interior vales de combustible por agua.

La falta de lluvias y la prolongada sequía agotó las represas y también los reservorios de las escuelas donde las familias del interior del departamento almacenaban el agua, y por estos días hay poblaciones y parajes de cinco y hasta de 10 familias que no tienen agua para beber.

Es increíble pero real, las familias de la zona rural del departamento Alberdi acceden al servicio pagando los vales de combustibles con un costo de un promedio de cien pesos por kilómetro. Hay comunidades que se encuentran a 30, 40, 50 y 60 kilómetros de la ciudad de Campo Gallo.  

Demanda saturada

La desesperación por la falta de agua ha saturado la demanda y hay mucha gente que aún pagando el famoso vale tiene que esperar y manejarse con lo que tienen.

Pasan los días y el camión de la Comuna nunca llega —se quejan los vecinos—, la municipalidad incumple el compromiso y la gente recurre a los surgentes contaminados con el arsénico, como es el caso de las familias de Santa Cruz, El Majan, San Martín y otros parajes del departamento Alberdi donde la crisis hídrica se profundiza, ya no solo afecta al ganado sino que también a seres humanos.

“Es triste ver en los caminos a niños y ancianos recorriendo en zorra cargadas con tachos, otros en moto con bidones, botellas, en bicicleta y hasta caminando, sin importar si el agua es apto para consumo humano”, señaló un docente que regresaba de la zona rural tras conocerse el anuncio de la suspensión del inicio de clases. 

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