Por Tony Villavicencio | La Pandemia del Covid-19 sirvió para demostrar que los verdaderos héroes de este país no eran los políticos, los sindicalistas, los supuestos referentes sociales, o de derechos humanos como el relato de una falsa épica se esforzaba en hacernos creer.

La cruda realidad nos hizo ver  que los verdaderos héroes  son los médicos, los enfermeros, agentes sanitarios, los miembros de las as fuerzas de seguridad y agentes de Tránsito  de las provincias y de los municipios que estuvieron al frente de la batalla y perdieron sus vidas por salvar la de sus semejantes.  

 Quedó claro que las fuerzas de seguridad, el personal de Tránsito y  los agentes de la salud pública,  enfermeros y médicos, que eran lo que aún cuando no sabíamos mucho sobre el coronavirus, su forma de contagio, tratamientos, se inmolaron cuidando en los hospitales, y tratando a los enfermos cuando ni siquiera sus familiares directos se animaban a hacerlo.

Muchos de ellos por curar y salvar la vida de sus pacientes como es el caso del Dr. José Genaro Montes murieron entregando su vidas en la batalla, enfrentando a un enemigo de la humanidad  invisible, traidor, sin códigos  que avanzaba  por el mundo, apagando  vidas de millones de seres humanos.

Nadie puede dudar, fueron  los médicos, enfermeros, agentes sanitarios, fuerzas de seguridad y agentes de tránsito del país, los que exponiendo sus vidas salieron a presentar batalla al letal virus. Y muchos de los soldados en la lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo, murieron en  desigual enfrentamiento y es justo que el estado mediante las instituciones públicas  a esos muertos  por el Covid-19, los declare héroes nacionales  porque entregaron sus vidas a cambio de cuidar y salvar la de sus semejantes.  

En lo que es una constante en nuestro país, de la que no escapa la ciudad de Monte Quemado, se caracteriza por su ingratitud. Si bien es cierto hubo reconocimientos poco efectivos, no por iniciativa espontanea de las gente sino de las radios, al mismo tiempo veíamos en TV como el personal de salud eran amenazados, y en algunos casos lo corrían de los edificios donde vivían. A eso se agregan las pésimas condiciones de equipamiento y bioseguridad en que debían  realizar su trabajo, los manoseos políticos que deben tolerar en el sistema de la salud pública de un país donde la deuda de todos los gobiernos es y fue el deficiente sistema sanitario argentino.

Es por eso que desde este humilde medio, a las autoridades de los municipios, la provincia y del país, proponemos declaren a los muertos de coronavirus (médicos, enfermeros, agentes sanitarios, fuerzas de seguridad y agentes de tránsito) caídos en el campo de batalla víctimas del mortal virus en los héroes.